Así lo manifestó el presidente de la Cooperativa CURA, Daniel Figueroa. La separación en bolsas verdes y negras cada vez se respeta menos, lo que genera problemas económicos y de seguridad para los trabajadores.
“Con la participación de todos, vamos a vivir en una ciudad más limpia y sostenible”, rezaba en 2012 el slogan de la campaña de la separación de residuos en Mar del Plata. Ese año los spots, la difusión, la campaña por el cuidado del medio ambiente y la importancia de reciclar dieron excelentes resultados, reflejados en la cantidad de toneladas de basura que la planta de reciclado recibía.
La difusión y el ímpetu por parte del gobierno municipal para que los marplatenses incorporen el reciclaje a sus hábitos duró demasiado poco. Y en el inconsciente colectivo comenzó la confusión: “No sirve de nada reciclar en Mar del Plata, eso ya no se hace más”, “¿Para qué voy a reciclar si después va todo al mismo lugar?”. El resultado: cada vez menos marplatenses separa los residuos, lo que genera inconvenientes económicos y de seguridad sobre todo en los trabajadores.
El sistema de separación de residuos en la ciudad funciona de la siguiente forma, según explicó el presidente de la Cooperativa CURA, Daniel Figueroa, organización encargada de la planta de reciclado. Tal como expresaban las campañas en el 2012, se espera que los marplatenses saquen de sus casas la basura en bolsas verdes los martes y viernes. Ellas deberían contener: plástico, papel, cartón, tetra brick, metales, telgopor o textiles. Todo seco y limpio.
Lo recolectado dichos días tiene como destino la planta de reciclado. Allí los materiales son extraídos de las bolsas por los trabajadores, pasan por el equipamiento del lugar y son reutilizados, obteniendo a partir de ellos una remuneración económica.
En la actualidad, la planta recibe tanto bolsas verdes como negras. Es que “disminuyeron notablemente la cantidad de bolsas verdes en la ciudad”. Entonces aquello que debería ir destinado a, exclusivamente, la bolsa negra (yerba, bolsas sucias, café, recipientes sucios, saquitos de té, alimentos, etc.) se mezcla con lo que debería ir en la verde, y viceversa.
El resultado es devastador para los trabajadores, y uno de los motivos por los que la planta se encuentra en estado crítico. “Si por ejemplo alguien tira un cuaderno, el camión lo prensa, se mezcla con lo orgánico, se moja, pierde su valor y eso es menos plata para nuestro bolsillo”, explicó el presidente de CURA.
Por las promesas incumplidas del municipio, los trabajadores de la cooperativa CURA analizan juntar fondos para pagar una campaña de concientización.
Que los desechos se encuentren mezclados también implica un riesgo para la integridad de los empleados por la manipulación misma de la basura. “Hasta encontramos perros y gatos”, comentó. Y además, como la planta está diseñada para materiales secos, cuando se manejan “residuos orgánicos, esto afecta a la parte técnica”.
“Nuestro sueldo lo promueven los marplatenses, el vecino. Si está todo mezclado, está todo contaminado. Hay que fomentar la separación de origen”, indicó Figueroa antes de hacer referencia al papel del Estado en este proceso. “No hay ayuda”, manifestó.
Hace unos meses LA CAPITAL expuso que el deterioro de las instalaciones de la planta de reciclado podría ocasionar el cierre de la misma, y la situación continúa igual. Falsas promesas por parte de funcionarios, no generan ni un poco de esperanzas a los cooperativistas quienes aún están esperando un reductor, que les prometieron tener para fines de noviembre. “Evidentemente no están mostrando un apoyo a nuestra actividad”, expresó haciendo referencia también a la falta de concientización y difusión de la que iba a hacerse cargo el Municipio. Incluso aseguró que los miembros de CURA están contemplando poner “un mango cada uno” y “hacer la difusión” ellos mismos, ya cansados del silencio ante sus pedidos.
“Detrás de la separación en su domicilio, nos están dando de comer”, expresó apuntando a los marplatenses y como pedido de la realización de esta actividad con una mayor conciencia y responsabilidad.